En mi país, la poesía no se considera un complemento o un lujo, sino una necesidad.
No es sólo un medio de expresión sino que se convierte en una experiencia viva y, aún más, en una extensión
de la propia vida. Gracias a la poesía, la persona vive lo que no le ha sido permitido vivir.
Muhsin Al-Ramli
1. Pan de mañana: la poesía como hecho cotidiano.
Como un juego y no solitario, como diría Gil de Biedma , en noviembre de 2002 mi hijo Miguel, de cinco años, y yo empezamos a construir poemas. A la hora del baño guardábamos nuestro ratito para inventar versos. En casa el amor a los libros, a los tebeos, a los poemas constituye un hecho natural en nuestra vivencia diaria. Seguramente por ello, cuando tenía tres años pillamos un día a Miguel diciendo que me viene un poema, que me viene. El resultado era una combinación de imágenes irracionales con una chispa poética. A los cinco años, instauramos la costumbre de hacer un poema a la hora del baño.
No quiere ser esta anécdota familiar una muestra de excepcionalidad, sino la constatación de la poesía como hecho cotidiano al alcance de todos. La poesía como un cauce de descubrimiento personal ilimitado, como fuente de disfrute y conocimiento.
Pan de mañana es uno de los títulos que mi hijo inventó, metáfora elemental y cargada de significado de lo que la poesía puede suponer en nuestras vidas: algo tan apegado a la realidad como el pan de cada día y con una proyección hacia el deseo de un futuro más pleno. Pan de mañana es el poema injertado en la vivencia diaria adolescente, símbolo de esta experiencia educativa de formación integral de cada persona a través de la lectura y la escritura poética.
2.La poesía en la educación secundaria. Dinámicas.
El primer contacto con la poesía para cualquier estudiante suele ser previo a la educación secundaria: en la familia (para los que tienen más suerte y pueden oír de sus abuelos canciones transmitidas oralmente o leer poemas con sus padres, hermanos...), en la calle con los juegos tradicionales, en la escuela, en la biblioteca curioseada, en el tesoro compartido entre amigos...
Pero ese primer contacto infantil suele generar un concepto de poesía que parece necesario renovar en educación secundaria: poesía que se apoya esencialmente en la rima, en la temática candorosa y en un lenguaje cursi (visto así muchas veces desde el punto de vista adolescente). Poesía que produce rechazo en gran parte del alumnado masculino (que se mueve en la delicada construcción de su imagen) y que queda relegada a un papel que no le corresponde.
En estas líneas intentamos compartir una experiencia de iniciación poética en secundaria destinada a 3° ó 4° de E.S.O., para estudiantes de unos 14 a 16 años, y realizada en el curso 2002-2003 con dos grupos de cuarto de E.S.O. del I.E.S. Antonio López de Getafe. Se trata de una experiencia de escritura, de lectura y de educación para la sensibilidad. La presentamos en una serie de dinámicas de creciente espectro (de aula, de centro, telemáticas) que a continuación explicamos: El poema de cada día, En busca del mundo interior, Poemas para hacer poemas, Tu libro de poemas (dinámicas de aula); Concurso de poesía, Poesía para la vida / poesía para la paz (dinámicas de centro); El ciberpoema, Lectura activa digital (telemáticas).
2.1. Primera dinámica: El poema de cada día.
Muchos acontecimientos cotidianos van consolidando valores entre los niños y adolescentes. Por ejemplo, la reiteración cotidiana del deporte fomenta la buena salud de muchos; la gota malaya de la frivolización de la vida privada de los demás exhibida por los medios construye también una visión del mundo peculiar. Así que, aunque sean muy duros oponentes los demás factores diarios, parece esencial convertir la poesía en algo cotidiano: poner un poema cada día en la vida de los estudiantes.
Es lógica la precaución inicial de cualquier docente ante esta propuesta que podría generar un efecto contrario al deseado. Pero esta es la comunicación de una experiencia llena de gozo por compartir sensaciones, ideas y sentimientos desde los versos de algún poeta.
Diariamente, durante el primer trimestre del curso 2002-2003, decidí iniciar cada clase con la lectura de un poema. Para crear un clima previo favorable a esta actividad, dediqué una clase entera a que los alumnos intentaran responder a la pregunta de por qué existe la poesía. De sus propias respuestas pudimos desentrañar en común la fuerza latente que guarda la poesía para cualquier persona como medio de expresión y descubrimiento.
El iniciar cada clase con un poema suponía seleccionar cada día una lectura que generase en cada clase nuevas actividades de creación, reflexión, análisis... Por ejemplo, al hilo de algunas movilizaciones estudiantiles, uno de los días comenzamos la clase con el poema atribuido a Bertold Brecht (aunque al parecer su autor es Martin Niemüller (1892-1984) ):
Primero apresaron a los comunistas, y no dije nada porque yo no era un comunista. / Luego se llevaron a los judíos, y no dije nada porque yo no era un judío. / Luego vinieron por los sindicalistas, y no dije nada porque yo no era ni obrero ni sindicalista. / Luego se llevaron a los católicos, y no dije nada porque yo era protestante./ Hoy vinieron por mí, pero ya es demasiado tarde.
Esta lectura motivó una reflexión escrita y una puesta en común sobre la actitud de cada uno ante la injusticia.
Otro día, el poema de José Agustín Goytisolo Autobiografía , que repite como terrible letanía el verso no sirves para nada fue un trampolín perfecto para fortalecer conceptos vitales. Como todos servimos para muchas cosas, les pedí a los alumnos que escribieran tres cosas para las que sí servían. Ejercicio con el que algunos me revelaron su frágil autoestima (y me pusieron en la pista segura sobre la que mejorar humana y académicamente a esas personas) y otros descubrieron en común la importancia de capacidades que parecemos olvidar como el escuchar, dar y recibir afecto, provocar la risa de los demás...
Esta tarea de convertir la poesía en algo cotidiano, en costumbre de escucha activa, de apertura de la sensibilidad culminó su sentido cuando un alumno me propuso la posibilidad de traer él algún poema para leer. Ese día en que un alumno leía un poema a sus compañeros y el profesor escuchaba como ellos, se iluminaba toda una serie de esfuerzos de siembra que entonces florecían.
2.2. Segunda dinámica: En busca del mundo interior.
2.2.1. Introducción motivadora.
Esta dinámica se propone invitar a los alumnos a descubrir su mundo interior para expresarlo a través de versos que busquen la autenticidad despreocupados en principio de aspectos formales o técnicos. El profesor puede utilizar muchos caminos. Si elige empezar hablando de la métrica, las figuras literarias... errará probablemente el camino. Si opta por contagiar su entusiasmo por unos poemas compartidos, por una visión propia de la poesía, la reacción será más radicalmente positiva.
En mi caso, prefiero hablar de lo más cercano. Por ejemplo, el entramado de las relaciones personales. Pido que todo el mundo suelte el bolígrafo (y lo que haya que soltar). Dibujo en la pizarra una elipse grande y cuento que ese es el mundo de las vivencias exteriores, en el que nos cruzamos con los demás e intercambiamos saludos, charlas... pero poco más. Dentro de esa elipse dibujo otra, en la que estarían las vivencias que compartimos sólo con algunas personas (familia, amigos, pareja...). Pero más dentro señalo otra última elipse: en ella represento el mundo más íntimo de cada uno, donde muchos no se atreven a asomarse. A continuación, cuento que si algo es la poesía es, precisamente, la capacidad de sumergirse en ese mundo interior (de fuera adentro en un proceso de creciente interiorización) y la capacidad de llevar esa intimidad auténtica al exterior por medio de la expresión escrita.
Remato esta fase previa con una segunda acción: el deshielo de prejuicios sobre la poesía. Intento evidenciar que son falsos tres lastres fundamentales que ven muchos estudiantes de secundaria en la poesía: la necesidad de rima, el tono cursi o acaramelado y el monotematismo amoroso.
Para ello, en primer lugar, les dibujo rápidamente una visión histórica del uso de la rima y les leo un poema que prescinda de rima. Un ejemplo que persigue romper los tópicos de lo que se considera poesía es este poema de Leopoldo María Panero, Réquiem:
Réquiem
Yo soy un hombre muerto al que llaman Pertur.
En la cena de los hombres quién sabe si mi nombre
algo aún será: ceniza en la mesa
o alimento para el vino.
Los bárbaros no miran a los ojos cuando hablan.
Como una mujer al fondo del recuerdo
yo soy un hombre muerto al que llaman Pertur.
Leopoldo Mª. Panero (El último hombre, 1983).
En segundo lugar, les recuerdo que el verdadero tono de la poesía no es cursi, afectado o acaramelado, sino que la poesía es el territorio de lo auténtico (aprovechando para recurrir a la etimología griega, autos = uno mismo), lo radicalmente opuesto al tópico que pesa sobre lo poético. Esta afirmación puede apoyarse fácilmente con la lectura de algún poema: la procacidad quevediana es un buen revulsivo para hacer ver la actitud compleja y disidente que puede protagonizar la poesía; un poema de Gustavo Adolfo Bécquer, como la poco antologada rima LV, muestra una descarnada realidad (la relación pasajera del protagonista con una adorada de un día) en la que surge un sentimiento que cualquiera puede reconocer, la agridulce mezcla de placer y tristeza, la amargura en medio de momentos supuestamente alegres.
Rima LV
Entre el discorde estruendo de la orgía
acarició mi oído,
como nota de música lejana,
el eco de un suspiro.
El eco de un suspiro que conozco,
formado de un aliento que he bebido,
perfume de una flor que oculta crece
en un claustro sombrío.
Mi adorada de un día, cariñosa,
¿En qué piensas? me dijo.
En nada... En nada, ¿y lloras? Es que tengo
alegre la tristeza y triste el vino.
En tercer lugar, es interesante leer poemas de múltiples temas que confirmen la capacidad de la poesía de tratar cualquier asunto. Por ejemplo, las llamadas Nanas de la cebolla de Miguel Hernández, previa explicación del contexto en que se escribió, con el poeta en la cárcel en 1939 enviando este poema por carta a su mujer, quien le había hecho saber que su hijo estaba alimentándose con poco más que cebolla.
2.2.2.Fases de escritura.
Explico, después de la lectura de alguno de esos poemas o similares, que vamos a realizar una actividad que favorezca ese proceso creativo de fuera adentro (para intentar descubrir ese mundo interior citado) y de dentro afuera (mediante la verbalización de ideas, sentimientos y sensaciones). La actividad consiste en invitar a todo el grupo a desinhibirse de prejuicios, a olvidarse del lugar y de los compañeros cercanos para entrar en un silencio compartido. Cuando ese silencio se haya conseguido, se indican tres posteriores fases:
a)Sonidos fuera del aula. En esta primera fase, los estudiantes tendrán que agudizar su percepción para anotar todos los sonidos que oigan fuera del aula.
b)Sonidos dentro del aula. En esta segunda fase, que el profesor advertirá pasado un breve espacio de tiempo (dependiendo del momento, de la reacción de los presentes), habrá que anotar los sonidos que se perciban dentro del aula.
c)Sensaciones y sentimientos dentro de mí. El profesor avisará el comienzo de esta tercera fase en la que se pedirá a los presentes que intenten aproximarse a su mundo interior, anotando sensaciones y sentimientos que sean capaces de descubrir en cada uno.
d)Utilización del material anterior para componer un poema. Con lo que cada uno haya anotado, cada cual tendrá plena libertad para con ese material (y lo que se desee añadir, suprimir o modificar) construir una serie de versos. Es importante recordar que esos versos no tienen por qué rimar (y si el autor quiere que rimen, puede perfectamente hacerlo, pero intentando que esa rima no suene forzada o inútil) y que posiblemente no tendrán un sentido plenamente lógico. Su búsqueda de lo auténtico es lo que certificará su carácter poético y no otras normas externas.
Este proceso se hace más convincente si además, antes de empezar la práctica, se lee un poema hecho con este método. Uno de los años que propuse esta dinámica, una de las alumnas de 4° de E.S.O. concibió el poema Fuera, dentro, yo (recogido en la página anterior) que después presentó al concurso de poesía del centro con la fortuna de resultar elegida ganadora en su categoría.
Fuera, dentro, yo.
Fuera todo murmullo,
Fuera todo mandatos, todo órdenes y explicaciones,
fuera todo complicaciones.
Dentro sólo el silencio,
dentro sólo respiraciones y secos movimientos,
dentro sólo complicaciones.
Pero, aún más dentro ¿qué hay?
Aún más adentro crece el murmullo,
crecen mandatos y órdenes,
crecen miedos y pasiones,
crecen explicaciones y complicaciones,
crezco yo y no me veo.
(Ana Monteiro, alumna de 4°de E.S.O. .
Publicado en El Hiperrealista, n°12, 1997).
2.2.3. Cierre de la dinámica.
Si se han dado los pasos anteriores, sobre todo si están impulsados por el entusiasmo del docente que amolde la dinámica como le parezca más adecuado, es muy probable que la actividad sea un éxito. Es casi seguro que algunos alumnos ofrecerán sus creaciones al profesor para que les dé su opinión (en mi caso, como pienso que la poesía es una de las tres o cuatro cosas que merecen la pena en este mundo, hasta el poema más ripioso me parece poseer alguna cualidad excelente y así lo transmito si está hecho por una persona de esta edad).
Otros, seguramente, se resistirán (la construcción de la imagen masculina es desgraciadamente tirana en gran parte de nuestra sociedad). Poco a poco. La poesía no tiene prisa. Lleva miles de años esperándonos a todos. Pero el conjunto del grupo habrá aceptado el hecho poético como una vivencia más. No como algo exclusivo de una élite, sino como algo al alcance de todos. Y si algunos quieren leer voluntariamente sus creaciones, esa lectura en alto generará nuevas posibilidades para el aula: la creación de un ambiente favorable a la expresión de la intimidad, el deseo contagioso de contar lo propio, el despertar de una conciencia crítica sensible a los matices verbales...
Pocos momentos tan mágicos para un docente como estos. Con actividades como la aquí propuesta se produce el milagro del aula en silencio, en silencio tenso, expectante, preparado para recibir, aplacado el revuelo hormonal adolescente. Y de ese milagro surgen tesoros. Algunos como el poema que hemos citado y otros menos llamativos pero igual de plenos: la pequeña obra maestra de la exploración íntima de cada uno.
2.3. Tercera dinámica: Poemas para hacer poemas.
Otra dinámica que experimentamos durante este curso consiste en usar un texto ya escrito para desentrañar su estructura verbal y utilizarla como trampolín para un nuevo poema. Se les entrega a los alumnos una serie de poemas con una actividad escrita debajo que indica cómo utilizar esa estructura ajena para desarrollarla con un contenido propio.
Esta dinámica puede suponer una muestra de creación de poesía con muletas que ayudan a caminar por los versos a quien no lo creía posible sin ese apoyo. También puede conducir al ejercicio del humor al facilitar la parodia o versión burlesca de un texto inicial, lo que puede suponer un tanto más a favor del hecho poético para receptores adolescentes. La poesía muestra así su multiplicidad lejana a lo monolítico, su capacidad de cuestionarse a sí misma y no pretender esconderse bajo máscaras hieráticas.